Su propietario lo descubrió la semana pasada “de un día para otro”. Con una profundidad de más de diez metros y un diámetro de siete metros, apareció a la puerta de la caseta del pozo y de las herramientas, a la que accedía varias veces al día. Por fortuna, solo ha perdido una estufa de gas y ahora espera poder recuperar la caseta, una vez que se rellene el enorme socavón.