Tras vivir lo más duro de la pandemia, donde faltaban mascarillas y geles, ahora ya cuentan con casi todo lo que demandan los clientes. Así lo cuenta, Fernando Cuerva, que junto a su hermano Luis Alfonso, gestionan desde febrero la farmacia del Paseo del Carmen. Un aterrizaje “raro y atípico” donde han vivido muy de cerca “la crisis humana y social” que ha provocado el coronavirus. 

Las farmacias de la localidad empiezan a notar un abastecimiento más regularizado que en semanas pasadas, pero sigue habiendo carencia de algunos productos. Con el suministro de mascarillas y geles hidroalcohólicos restablecido casi por completo, los profesionales del sector continúan escasos de guantes y alcohol, teniendo que limitar la venta por persona cuando reciben alguna partida.

Desde el colegio de farmacéuticos de la provincia se solicitan más medios de protección. En Daimiel, los despachos farmacéuticos  funcionan “con normalidad” como asegura el secretario del colectivo, José María Cruz. Actualmente hay nueve de las diez boticas abiertas, una de ellas cerrada de forma preventiva.