El presidente de ASAJA Daimiel, Ramón Ruiz de la Hermosa, ha hecho un balance de la situación del sector agrícola tras la aparición de la pandemia de Covid-19. Continúan los problemas de sostenibilidad económica en algunos cultivos y se suman a ellos las nuevas limitaciones de rendimiento establecidas para los viñedos.
Daimiel Noticias. - La pandemia de Covid-19 ha calado profundamente en todos los sectores de la sociedad, por supuesto el sector agrícola, uno de los tejidos productivos más importantes en la localidad, no ha sido ajeno a los problemas que el virus ha ocasionado. Si bien el trabajo en el campo no se ha visto afectado del mismo modo que en otros sectores, la situación ha enmascarado problemas que venían denunciándose desde meses atrás y que ahora han quedado latentes, “como el precio de los productos, a menudo por debajo del coste de producción, o una regulación más clara para el uso del agua en los regadíos”. Estas siguen siendo las asignaturas pendientes en la agricultura, como indica el presidente de ASAJA Daimiel, Ramón Ruiz de la Hermosa.
“Al igual que otros servicios esenciales, el campo ha seguido funcionando para seguir proporcionando alimentos a la ciudadanía: si el campo se para, los productos desaparecen de los supermercados y de las despensas”. Lejos de frenar, los agricultores “han arrimado el hombro en la desinfección de las calles en los momentos más duros de la pandemia”, una labor que Ruiz de la Hermosa valora en gran medida.
Pero los problemas que había antes de la pandemia siguen existiendo. Según Ruiz de la Hermosa, “la campaña de recogida de cebolla ha comenzado con precios que no cubren los costes de producción, al igual que el cereal, cuyo precio es el mismo de hace treinta años”. Además, aunque las lluvias de abril y mayo mejoraron la previsión de kilos con respecto al año pasado, “la cantidad aún sigue estando por debajo de un año medio”.
El coronavirus sí ha provocado cierta falta de mano de obra que ha condicionado la plantación de productos como el melón y la sandía, aunque en la localidad apenas se ha visto decrecida. Por el contrario, la producción de viñedo en Daimiel se verá afectada, y en gran medida, por la limitación de rendimiento de kilos de uva por hectárea establecida el pasado 10 de junio. La medida se recoge en un Real Decreto por el que se adoptan medidas extraordinarias en el sector del vino para hacer frente a la crisis causada por la pandemia de COVID-19. Entre ellas, se establece que “las uvas de vinificación que se destinen a bodegas para su transformación en vino deberán proceder de parcelas en las que los rendimientos por hectárea nunca superen los 18.000 kg/ha para uva tinta y 20.000 kg/ha para uva blanca”.
Ruiz de la Hermosa mostró su desacuerdo frontal a esta medida que afecta directamente “a la mayor fuente de ingresos de la agricultura en Daimiel, sobre todo a los cultivos de espalera, y que puede provocar que algunas viñas se queden sin cosechar, sobre todo de uva blanca”. A esta situación se une el recorte de 35.000 millones que Bruselas plantea para la PAC en su Plan 2021-2027 basado en las nuevas exigencias medioambientales y climáticas que plantea la Comisión Europea. Esta reducción del presupuesto puede hacer perder a España 4.300 millones de euros en este periodo, comenta.
Continúa, pues, una situación difícil para la agricultura que, a pesar de verse eclipsada por la pandemia, sigue condicionando la viabilidad económica de un sector imprescindible para la alimentación y que, además, “ha arrimado el hombro durante los peores momentos de la pandemia”. A juicio de Ruiz de la Hermosa, las soluciones pasan por que nos demos cuenta que somos capaces de producir y darle el valor justo a nuestros productos, en lugar de importarlos de otros países, subrayó Ruiz de la Hermosa.
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