El montaje ha quedado prácticamente finalizado esta semana, solo quedan unos últimos retoques, explicaba el maestre organero Abraham Martínez. Reconocía que escucharlo ya afinado despierta una emoción parecida a la paternidad o maternidad. “Es difícil de explicar, es sentir que esa criatura ya no es una ilusión”, comentaba. En las próximas semanas, Pedro Pablo Ruiz Hervás, organista de la catedral de Ciudad Real, se encargará de completar su puesta a punto.
Daimiel Noticias. – El montaje del órgano de la parroquia de Santa María ha quedado prácticamente finalizado esta semana. El maestro organero, Abraham Martínez, ha comentado que “el órgano está al 95%, solo quedan unos últimos retoques”.
Martínez reconocía la emoción que ha sentido al escucharlo estos días ya afinado. “Ese momento en el que instrumento respira y ya está vivo es algo parecido a la paternidad o la maternidad. Es difícil de explicar, es sentir que esa criatura ya no es una ilusión”, comentaba.
Entre el martes y el jueves, y con la colaboración de Pedro Francisco Sánchez-Valdepeñas y Sergio Martín-Portugués, director y músico, respectivamente, de la Banda Municipal de Música, se ha dejado todo listo para que en las próximas semanas se complete la puesta a punto del órgano.
De ello se va a encargar Pedro Pablo López Hervás, el organista de la catedral de Ciudad Real. Sus manos y sus oídos ayudarán a detectar “los últimos detalles de mecánica que haya que encajar”, explicaba Martínez.
Además, en este proceso de aclimatación a la humedad de la iglesia, “es normal que algunos de los tubos se desajusten, se trata de pulir las cosas que salgan y retocarlas, aunque ya se ha hecho una afinación real de cómo tiene que sonar”, añadía.
Es la recta final de una operación “muy delicada” en todas sus fases, empezando por su desmontaje en Francia, su transporte hasta Daimiel y la limpieza e instalación de sus cerca de 1.300 tubos, además del resto de engranajes de lo que “hasta el siglo XIX fue la maquina más compleja inventada por el hombre”, destacaba Martínez.
Un año casi y medio de recorrido, donde se han acumulado entre “40 y 50 jornadas de trabajo” entre todas las tareas y donde gracias a la colaboración de los voluntarios “todo ha sido más sencillo y viable”, recalcaba.
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