Tras el anuncio de que este Bien de Interés Cultural pasará próximamente a ser de titularidad municipal, David Cejudo, presidente de la asociación cultural Venta de Borondo y Patrimonio Manchego, hace balance del trabajo realizado por su divulgación y restauración desde 2016.
Daimiel Noticias. - La conservación y recuperación de la Venta de Borondo va, poco a poco, completando etapas en un recorrido del que aún restan muchos kilómetros que recorrer para llegar a la meta. El reciente anuncio de que el edificio, declarado Bien de Interés Cultural en 2007, pasará a formar parte del patrimonio municipal, es una importante reválida para el futuro de la venta. Un punto y seguido más en la historia reciente de este monumento del siglo XVI rescatado del olvido por la asociación cultural Venta de Borondo y Patrimonio Manchego allá por el año 2016. Su presidente, David Cejudo, valora la noticia sin lanzar las campanas al vuelo, ya que, aclaraba, “aún queda por concretarse definitivamente el trámite”. En cualquier caso, “el hecho de que se contemple una partida para la venta en los presupuestos es algo muy positivo”, precisa, y continúa: “Que el edificio pase a ser de titularidad municipal garantiza su mantenimiento”.
Mucho ha cambiado la situación desde aquellos años en los que el peligro de derrumbe del torreón era cierto e inminente. Un contexto que pudo solventarse en 2018 gracias a los 6.000 euros procedentes del concurso Semilla Soliss (Fundación Soliss) y los algo más de 13.000 euros que llegaron de la subvención de Parques Nacionales de Castilla-La Mancha para áreas de influencia socioeconómica, cantidad con la que se intervino también en el alzado oeste, también muy deteriorado. Según recuerda Cejudo, el derrumbe de parte de una de las paredes de la torre fue el detonante que provocó la creación de la asociación y el comienzo de un trabajo que comenzó, en un primer momento, por dar a conocer este singular emplazamiento y seguidamente, en conseguir el dinero necesario para la intervención de emergencia que necesitaba el edificio. “Han sido cuatro años muy intensos”, subrayó.
Mientras se concreta el futuro a medio plazo de la Venta de Borondo, quedan desafíos por afrontar y mucho trabajo por delante.
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