Con tan solo 13 años y 1’90 de altura, el joven daimieleño ya espera a que llegue el 31 de agosto, si la pandemia de la COVID-19 lo permite, para comenzar su beca de formación en la que es una de las mayores canteras del baloncesto español, en el Movistar Estudiantes. Tras realizar las pruebas para entrar en el club, recuerda que cuando llamaron a su padre para comunicarle la buena noticia “salté del sofá y apenas podía creérmelo”, y aunque los nervios por mudarse de ciudad y emprender esta beca formativa están a flor de piel, las ganas de aprender y llegar a jugar en la ACB (Liga Endesa) son mayores en sus planes de futuro.