La daimieleña Mayte Baeza, profesora de la UCLM y especialista en contaminación atmosférica, ha orientado sobre los requisitos necesarios de estos aparatos, tras calcular los parámetros que garantizan una ventilación efectiva de las clases. Baeza ha insistido en que “el mantenimiento muy regular” de los filtros es “tan importante o más” que estas consideraciones técnicas.
Daimiel Noticias. - Métodos y cálculos científicos para asegurar una correcta ventilación de las aulas. Esa es la colaboración que ha prestado al colegio Infante Don Felipe la daimieleña Mayte Baeza, profesora de la Escuela de Ingeniería Industrial y Aeroespacial de Toledo de la Universidad de Castilla-La Mancha, y especialista en contaminación atmosférica.
En estos momentos, la comunidad científica no tiene una postura unánime sobre la trasmisión aérea del coronavirus. La Organización Mundial de la Salud (OMS) afirma que el contagio de la COVID-19 por aerosoles se puede producir en lugares con una gran concentración de la carga vírica. Esto afectaría sobre todo a los hospitales, descartando o minimizando ese riesgo en los centros educativos.
Sin embargo, otros estudios como el del Centro Nacional de Inmunización y Enfermedades Respiratorios de Estados Unidos, “muy reconocido a nivel internacional”, sí señalan que “tenemos que preocuparnos” por esa trasmisión y, por tanto, tomar medidas preventivas en las aulas.
Siguiendo esta línea de investigación, a las medidas de distanciamiento y al uso de la mascarilla, habría que sumar una renovación del aire de los espacios cerrados con mucha gente. A este respecto, el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) ha elaborado una ‘Guía para ventilación en las aulas” que Baeza recomendaba como hoja de ruta.
En ella, se indica que “las actividades en el exterior siempre son preferibles” y que los riesgos de contagio se reducen controlando la emisión y la exposición a los aerosoles. Es decir, disminuyendo el número de personas en un lugar cerrado; aumentado la distancia entre dichas personas; usando la mascarilla bien ajustada, hablando en voz baja (al hablar fuerte o gritar la emisión es 30 veces superior) y ventilando o purificando el aire, para eliminar o reducir la concentración de virus en el aire.
Y es aquí donde plantea diferentes alternativas o estrategias para asegurar esa ventilación, teniendo como referencia la guía de Harvard, que recomienda entre 5 y 6 renovaciones de aire por hora para aulas de 100 metros, con 25 estudiantes de 5 a 8 años. Una renovación por hora equivale a que en ese tiempo entra en la sala un volumen de aire exterior igual al volumen de la sala reemplazado por aire exterior. Y si esto se produce más de 5 veces el aire se sustituirá al 100% tendremos una renovación excelente o ideal.
La primera alternativa es la apertura de puertas y ventanas que, por ejemplo, es más efectiva, si produce una ventilación cruzada. Para que se entienda: abriendo puertas y ventanas en lados opuestos de la habitación.
El problema al que se enfrentan ahora los colegios es el frío que provocan estas corrientes y por eso, la comunidad educativa del colegio Don Felipe está valorando la instalación de filtros HEPA (High Efficiency Particulate Air) en sus clases.
La investigadora daimieleña explicaba que estos aparatos son purificadores de aire que “retienen las partículas y proporcionan un aire limpio” tras la filtración. Pero antes de su instalación hay que asegurarse del modelo que se utiliza y del caudal que pueden tratar, advertía.
Es ahí donde Mayte Baeza ha orientado al colegio. De entrada, hay que garantizar que el aparato cuenta “con un filtro H13 o superior” (>99,95% de eficiencia), como especifica el CSIC. Y, en segundo lugar, conocer el caudal de aire que puede tratar y relacionarlo con las dimensiones del aula. Cálculos de lo que se ha encargado Baeza, para certificar que realmente se conseguía una renovación del aire.
Sin embargo, tan importante o más es que estos aparatos cuenten con un “mantenimiento muy regular” para que sean efectivos y para evitar, incluso en un extremo, que no sean nocivos para la salud. “Es como la extracción de la cocina de los hogares, si no la limpias, no filtra”, de ahí que Baeza valorase que el colegio se haya comprometido a hacer un mantenimiento semanal o como mucho quincenal.
La profesora daimieleña lamentaba que toda esta información “no siempre es accesible” para los ciudadanos y puede provocar que se adopten estrategias erróneas o se adquieran productos que no sirvan para lo que prometen, como ocurrió “con el boom de las máquinas de ozono” durante las primeras semanas de la pandemia.
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