Las uvas más tempranas (uvas tintas) se han recogido casi en su totalidad en Daimiel, aunque las que faltan terminarán de recolectarse durante los próximos días. En cuanto a la vendimia de la uva “airén” (uva blanca), se llevará a cabo a lo largo de estas semanas, como ha explicado Ramón Ruiz de la Hermosa, presidente de ASAJA Daimiel. Asimismo, “la calidad de la uva es buena” porque el grado está por encima de 10, por lo que podrán elaborarse “buenos vinos”.
Daimiel Noticias. - En estos días de septiembre, la campaña de recogida de la uva se encuentra en su periodo de mayor actividad en la localidad. De esta manera, las uvas más tempranas, es decir, las varietales (uvas tintas), han terminado de recogerse en muchos de los viñedos de la localidad, y los que faltan por recolectar de este tipo de uva “terminarán entre hoy y mañana”, como ha explicado el presidente de ASAJA Daimiel, Ramón Ruiz de la Hermosa.
Del mismo modo, Ruiz de la Hermosa ha señalado que algunos agricultores de Daimiel “ya han recogido la cosecha de uva airén (uva blanca)”, la más tradicional de esta zona, y el grado está “entre 10,5 y 10,80”. No obstante, en la mayoría de los viñedos “se recogerá este tipo de uva durante los próximos días”, ha precisado el presidente de ASAJA Daimiel.
Por otro lado, “la calidad de la uva es buena” porque “siempre que el grado de la uva no baje de 10”, pueden elaborarse “buenos vinos”, ha subrayado. Por tanto, la valoración es aceptable y “no pueden quejarse” de esta campaña de vendimia, aunque la única diferencia con respecto a otros años es que hace unos meses “la Administración limitó a 20.000 kilos por hectárea” la cosecha de uva tinta destinada a vino (25.000 kilos en el caso de uva blanca). El inconveniente es que en Daimiel “hay varias viñas que sobrepasan esa cantidad”, por lo que deben emplear esos kilos restantes para elaborar mosto.
Como en anteriores ocasiones, Ruiz de la Hermosa se ha mostrado preocupado porque este año “el descenso del turismo y de las horas de consumición en el sector de la hostelería” ha provocado que la demanda haya descendido, afectando considerablemente al sector vitivinícola. Además, la situación se agrava porque en los últimos años “los precios de la uva han sido ridículos” para el gasto que supone mantener los cultivos.
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