Ayuntamiento de Daimiel

Daimiel Noticias. - El Espacio Fisac congregó el jueves por la tarde a siete amigos y alumnos de Juan D’opazo para relatar vivencias, anécdotas y recordar su figura y obras. En esta segunda y última sesión, los participantes recorrieron la exposición con buena parte de sus óleos y dibujos de gran formato cedidos por parte del Ayuntamiento de Daimiel, muchos de ellos apenas conocidos hasta la fecha.

La concejal de cultura, Lourdes Rodríguez de Guzmán, se mostraba muy satisfecha con la acogida y resultado que ha tenido a la iniciativa en la que han participado 14 personas daimieleñas que tuvieron contacto directo con el artista, caso de amigos, alumnos y personas cercanas a él.

La edil, señalaba la satisfacción de ver como la gente ha respondido y ha participado compartiendo anécdotas y recuerdos de la infancia relacionados con las clases de Juan D’ Opazo a las que muchos de ellos asistían.

En este sentido, “el objetivo de conocer la obra y figura de artista a través de los ojos de quienes le conocieron” se ha cumplido, decía, y en este segundo encuentro el resultado “ha sido muy positivo al igual que en el primero”.

Precisamente uno de los amigos y alumnos presentes en la cita, Manuel Moraleda, recordaba cómo eran las clases impartidas por Juan D’ Opazo a las que asistía de pequeño, al igual que sus seis hermanos, “aunque unos con más afición que otros”, relataba. Unos años en los que se dedicó a dibujar en lugar de pintar, explicaba. “Algo en lo que siempre nos incidía, porque D’ Opazo lo veía fundamental para empezar, y cuando dominabas el dibujo, pasabas al carboncillo, y después, a la acuarela y oleo”, recordaba. Aseguraba que esas clases le marcaron para siempre y dejaron huella en su trayectoria profesional y sus obras.

Moraleda describía a Juan D’Opazo como una persona afable y con mucha paciencia, “teniendo en cuenta que, a sus clases, llegaba gente con mucho interés y otros con menos, pero siempre lograba que esas diferencias no impidiesen que la clase se desarrollase con normalidad”. A día de hoy, conserva dos acuarelas del autor, a las cuales tiene un gran cariño porque “es una técnica que supuso un reto para mí y que continúo practicando”.