Desde la parte noreste de Daimiel partieron una quincena de antiguos tractores dirección al Molino Molemocho. Una comitiva que también profundizó en el impacto del panizo en Daimiel, una historia que fue explicada por el investigador e integrante de la asociación, Juan Vidal, acerca del panizo en Daimiel.
Daimiel Noticias. – La asociación cultural Memoria Agrícola de Daimiel volvió a salir a la calle exhibiendo antiguos tractores dentro de un recorrido que los llevó desde la Avenida de los Rosales hasta las inmediaciones del Molino Molemocho. Cerraba la caravana el presidente, José Vicente Cejudo, quien resaltó la antigüedad de los vehículos contextualizándolos principalmente en la década de los 50 y en su fortaleza a pesar de los años. Se pudieron ver desde Lanz, pasando por Deutz, Barreiros, Ebros, Fiat y hasta un Porche.
Durante su parada en ‘La Duquesa’ hasta donde acudió una representación municipal encabezada por los concejales de Deportes y Urbanismo, Román Ortega y Jesús Javier Villar, se ofreció una charla sobre el Panizo de Daimiel. La ponencia estuvo a cargo del investigador, Juan Vidal, quien habló de éste como un cultivo propio del municipio manchego y cuya trascendencia a mitad del siglo XX puede comprobarse hasta en la capital de España, donde tiene dedicada una calle justo antes de llegar al Paseo de la Castellana, en Madrid.
Es una de las múltiples curiosidades sobre los que ha indagado Vidal, interesándose desde sus aspectos científicos, desarrollo de la planta, los riegos necesarios y las personas que intervenían en la producción y hasta su comercialización. En cuanto a su cultivo, se aconseja labrarlo sobre tierras sembradas de cebada más que sobre barbecho, es decir, “la misma tierra produce al año dos cultivos”. Además, es “casi exclusivo de la zona” y para las aves resultaba “exquisito”. Se plantaba en extensiones pequeñas, “rara vez llegaba a la media hectáreas o una fanega”, explica, mientras lo localiza en zonas como Gil-Pérez, Borreguera y Espinosa.
El historiador cuenta que el Panizo tuvo una “trascendencia para Daimiel enorme”. En años de post guerra, aproximadamente en 1945, esta siembra permitió alimentar y “quitar el hambre” en aquella dura época mediante una especie de tortas que se elaboraban a partir del panizo y que recibieron el nombre de ‘panizas’. Por eso, concluye, “el panizo supuso mucho socialmente, económicamente, familiarmente, étnicamente y en todos los aspectos”.
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